
Hoy en día, algunas personas llevan el pasaporte en sus manos, mientras otras evitan salir a las tiendas. Las calles de algunos de los barrios más animados de Chicago están tranquilas, porque por ellas ya no transita tanta gente por estos días. Los maestros de escuelas públicas quieren clases en línea para las familias que temen salir. Y los templos instan a la gente a llevar una identificación a todas partes. Hoy, muchos de quienes viven en la tercera ciudad más grande del país están haciendo cambios en sus rutinas diarias. Si bien la sensación de vulnerabilidad no es nueva, especialmente entre los inmigrantes, muchos dicen que esta vez el miedo es más profundo y los operativos migratorios más drásticos. Inclusive muchos de aquellos que (hasta silenciosamente) votaron por el actual presidente de la nación, hoy están arrepentidos criticando al mismo tiempo los planes del republicano para la ciudad de Chicago.
MENOS TRÁFICO EN LAS CALLES …
En las últimas semanas se ha observado una disminución notable en la cantidad de vendedores ambulantes de comida en el barrio de La Villita de Chicago, y los negocios reportan menos tráfico peatonal. Esta zona, mayoritariamente mexicana, cuenta con una franja de tres kilómetros de negocios y restaurantes que a menudo se considera uno de los distritos comerciales con mayores ingresos de Chicago, después de la Avenida Michigan. El barrio ya ha sido objeto de controles migratorios en las últimas semanas.
¡A CARGAR DOCUMENTOS!
Abogados y activistas han alentado a los inmigrantes a llevar documentos. Muchos residentes legales llevan hoy en su bolsa la tarjeta verde que demuestre que tienen sus papeles en regla, e inclusive ciudadanos estadounidenses han empezado a llevar su pasaporte al salir de casa.
Los maestros quieren aprendizaje en línea. A pesar de la impopularidad generalizada del aprendizaje remoto, el Sindicato de Maestros de Chicago quiere que las escuelas lo ofrezcan a los estudiantes que temen ser blanco de los agentes de inmigración. En cartas a los padres, los funcionarios del distrito han reiterado que las escuelas no se coordinan con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU. ni solicitan el estatus migratorio. Los líderes escolares señalaron que los niños que se sentían inseguros caminando a casa podían refugiarse en una iglesia o estación de bomberos y crear grupos de mensajes de texto desde sus celulares, en todo el vecindario.




