Cuando hablamos de escuelas de futbol, muchos entendemos que se refiere a la actividad de enseñar a un grupo de niños o adolescentes, ciertos aspectos sobre fundamentación, reglas, movimientos, y mejores maneras de practicar este deporte, que sin duda mueve a multitudes en todo el mundo.
Pero con esta entrevista me llevé una gran sorpresa. Llegué al lugar del encuentro con la idea de que se trataba de una escuela “negocio” (como tantas que ya existen), y salí convencido de que estaba completamente equivocado.
Descubrí que la escuela Celaya Futbol Club de Chicago no es para nada un negocio de su fundador. Es mucho más que eso. Es un proyecto con nobles objetivos. Una obra más que deportiva, con carácter social. Que no busca interés comercial. Su principal visión va mucho más allá. Se trata de una escuela de futbol enfocada en la unión de nuestras familias migrantes y en la integración entre hijos, padres, hermanos e inclusive los abuelos, en torno a una pelota de futbol.
Javier Luna llegó a Chicago en el año 2002 con una importante experiencia adquirida en su natal Guanajuato. Por esas cosas de la vida conoció a Don Roberto Almendarez, presidente de la Liga de Futbol CLASA en ese entonces y este le ofreció dirigir a un equipo de jóvenes. “Por suerte un día caí a Chitown donde era nuestro lugar de prácticas. Allí me vieron practicar y que quedé trabajando en ese lugar por varios años en las actividades que se programaban en el complejo deportivo”, expresó.
El profe. Javier durante todos esos años vivió en carne propia una situación que le sembró la inquietud de fundar su propia escuela. “Veía que no todos los niños tenían la oportunidad de practicar el futbol. Equipos con sus jugadores preferidos, niños que solo jugaban dos minutos, y algunos que ni siquiera ingresaban al partido y terminaban desconsolados. Con su corazón roto”, comentó. “Vi entonces la necesidad de crear un grupo nuevo, más recreativo que competitivo. Donde todos estos niños tuvieran cabida y disfrutaran de este deporte. Fue así como inicié la escuela futbol”, argumentó nuestro invitado.
En Celaya FC Chicago los niños y las niñas se divierten. Se forman en un ambiente muy sano, no necesariamente competitivo. Donde ninguno es buen o mal jugador. La idea es integrarse, inclusive a nivel familiar. “Algunos padres pagan cientos hasta miles de dólares en escuelas y clubes que solo son un negocio. Les prometen hacer de sus hijos jugadores profesionales y los llenan de sueños. Y no es así”.
En Celaya FC Chicago la idea es disfrutar e integrarse entre amigos, hermanos y padres de familia. Si se visualiza a un jugador o jugadora que pueda llegar más lejos y/o quizá tener la oportunidad a nivel competitivo profesional, el mismo profe. Luna los dirige con las personas adecuadas para continuar ese proceso. “Tenemos contacto directo aquí en Chicago con visores de equipos profesionales en México, como por ejemplo nuestro amigo Gonzalo Pérez del club ‘Tuzos’ de Pachuca. Si un niño juega bien, orientamos a sus padres. Si no es así, solo nos divertimos y hacemos labor social y deportiva. En nuestros entrenamientos se gana y se pierde y nadie sale frustrado. Todos felices y contentos. Hasta los padres y las madres ingresan al campo y juegan un rato con sus hijos. El objetivo es integrar y que el deporte genere unión, alegría, paz y sana convivencia”.
LOS INICIOS…
Corría el año 1993 en Celaya, Guanajuato (México), más o menos en tiempos de antesala del Mundial de Futbol USA 94.
El maestro de música y profesor de Educación Física, Javier Luna, combinaba esas actividades apoyando también al equipo de sus amores, El Celaya Futbol Club. El profe Luna se encargaba de editar las grabaciones con las que los analistas de video del Celaya F.C. hacían las largas conferencias con el plantel de jugadores para estudiar al rival y analizar el funcionamiento del propio equipo en juegos anteriores, por medio de videos (como se usaba en aquella época). “Yo en ese entonces hacía parte de la plantilla administrativa y logística del club. Fue poco antes de fundarse la primera A en México. Esa categoría era la antesala para pasar al nivel profesional en el futbol mexicano”, dijo al periódico La Prensa el profe. Javier Luna.
“Me fui empapando de ese ambiente de futbol, comencé a aprender rápidamente y entonces se me ocurrió acercarme a las autoridades municipales para pedirles una unidad deportiva que se pudiera usar gratis. Ante la falta de oportunidad para que las mujeres practicaran futbol, me surgió la idea de crear un grupo deportivo que las apoyara. Con suerte logré que el municipio me ofreciera una cancha disponible. Les interesó mucho mi proyecto, gracias a Dios” expresó Luna.
Y así nació su idea de crear escuelas de futbol no para lucrarse a título personal, sino para tener un objetivo altruista, con fines netamente sociales. “El primer día me llegaron más de 100 niñas desde los 7 años de edad. Y me tocó empezar con categoría abierta, pues también me llegaron muchas señoras y mujeres adultas. La idea era divertirnos. Crear un proyecto nuevo con la intención de formar equipos poco a poco”.
COMPARTIENDO CON GRANDES ESTRELLAS
Emilio Butragueño, Hugo Sánchez, Míchel, Martín Vásquez, jugadores de primera calidad que llegaron del Real Madrid a jugar al Celaya de aquella época. “Sin duda eso me dio más experiencia. Un Celaya bien estructurado deportivamente, del que yo hacía parte con el analista de videos, y mi escuela de mujeres andando bien. Era un gran momento. Ya mi equipo de mujeres pasó a llamarse como el equipo profesional: Atlético Celaya”, dijo Javier Luna.
Desde ese entonces, el equipo Celaya le dio una carta al profesor Luna, que lo convertía como su escuela oficial. Haría parte de la estructura del equipo profesional a nivel futbol femenil.
•Años después la idea continuaría aquí en Chicago, como ustedes mismos lo conocieron al inicio de esta nota, donde reconocemos al Profe. Javier Luna como un “Migrante Destacado” en Chicago.